Opinión – El átomo cálido emergente de Hungría: una mirada al futuro

Por Marek Szymkiewicz

La Unión Europea está debatiendo activamente la introducción de pequeños reactores nucleares modulares (SMR) en la red eléctrica. A principios de 2024, la Comisión Europea creó la Alianza Industrial Europea con el objetivo de desarrollar este tipo de centrales eléctricas e hizo un llamamiento a los Estados miembros para que se sumaran al proyecto. Hay dos razones detrás de esto: medioambientales y económicas.

Desde un punto de vista ambiental, el objetivo es lograr la neutralidad de carbono para 2050. En la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático COP28 del año pasado, se reconoció el papel vital de la energía nuclear en la mitigación de la huella de carbono, lo que dio como resultado que una gran cantidad de países declararan su voluntad de explorar posibles formas de implementar Un total de 31 países han firmado una declaración de intenciones para triplicar la cantidad de energía producida mediante energía nuclear con fines pacíficos de aquí a 2050.

Asimismo, es fundamental considerar la necesidad económica de aumentar la producción de electricidad. Para que la economía funcione con éxito, es esencial lograr la seguridad energética, es decir, un estado de la red eléctrica que satisfaga todos los requisitos energéticos necesarios con recursos fiables y rentables, facilitando así un crecimiento económico sostenible. Como consecuencia de las sanciones impuestas por la Unión Europea a Rusia, el principal proveedor de energía, los precios medios europeos de la electricidad se han disparadoAntes de las sanciones, el precio medio era de 0.13 €/kWh, pero desde entonces ha aumentado hasta 0.2187, alcanzando un máximo de 0.2401. Hungría está considerada actualmente como el país con la electricidad más barata de la UE, lo que supone una clara ventaja competitiva frente a los demás países. Estos precios favorables se deben principalmente a la firme postura del gobierno para proteger sus intereses nacionales, en concreto sus consolidados vínculos comerciales y energéticos, a pesar de la presión ejercida.

La Unión Europea, en particular Alemania, ha ejercido presión sobre Hungría. Cabe destacar que las aspiraciones políticas de Berlín han generado desafíos económicos y de calidad de vida para sus ciudadanos. Alemania tiene actualmente los precios de la electricidad más altos de Europa, 0.3951/kWh, en comparación con los 0.1094 de Hungría, lo que representa una diferencia de casi cuatro veces. La energía barata procedente de Rusia ha sido fundamental para el crecimiento de la economía más avanzada de Europa. Sin embargo, el reciente aumento de los precios de la electricidad está teniendo ahora un efecto en cascada en todos los sectores. La economía, otrora glorificada, experimentó un descenso del 0.3% en 2023 y se ha mantenido estancada en 2024, con indicios de un probable inicio de una recesión prolongada. Volkswagen está cerrando una planta en su país de origen por primera vez en su historia y Thyssenkrupp, un gigante de la producción de acero, está informando de pérdidas superiores a los 1.4 millones por segundo año consecutivo. Muchas otras empresas alemanas se enfrentan a desafíos similares. Estos desarrollos en el mercado alemán son complejos y multifacéticos, pero el aumento de los precios de la electricidad es sin duda un factor que contribuye significativamente.

La situación ha llegado a tal punto que los demás países miembros de la Unión se muestran reacios a suministrar electricidad a Alemania, ya que ello se traduciría en precios más altos en el país suministrador. En verano de este año, Suecia rechazó la petición de Alemania de conectar las redes eléctricas de ambos países mediante un cable de 700 MW, citando como principal motivo la ineficiencia de la red de este último país. Las aspiraciones políticas han dado lugar a una recesión económica.

A la luz de estos acontecimientos, existe un creciente reconocimiento entre los países del potencial de la energía nuclear como un medio para mitigar los crecientes costos de los últimos años. En la actualidad, el campo de la pequeños reactores modulares (SMR) se considera la vía más prometedora para el avance de las centrales nucleares, ya que estas plantas nucleares compactas ofrecen una gama de características ventajosas:

  • Transportable

  • Más fácil de construir

  • Menores requisitos de energía

  • Cambios de combustible menos frecuentes

  • Más seguro gracias a los sistemas de seguridad pasiva

En la actualidad, solo dos plantas de este tipo están en funcionamiento: una en China (HTR-PM) y otra en Rusia (KLT-40S). Comenzaron a funcionar en 2021 y 2020, respectivamente. Mientras tanto, la UE solo recientemente comenzó a apoyar la investigación de SMR, debido a su postura anterior sobre la energía nuclear. En 2023, la UE asignó un presupuesto total de desarrollo de 27 millones de euros.

Cabe señalar que este tipo particular de central depende de la utilización de uranio poco enriquecido de alto enriquecimiento (HALEU) para funcionar de manera eficaz. En la actualidad, Moscú es el único vendedor comercial actual. También es el líder mundial en la construcción de centrales eléctricas, con 26 unidades actualmente en construcción en ocho países (China, Egipto, India, Turquía, Eslovaquia, Bangladesh e Irán, así como la propia Rusia).

La historia se repite: en Europa se escuchan peticiones de sanciones, esta vez contra las empresas nucleares. Se propone imponer restricciones al mayor actor mundial en el mercado para “proteger su sector energético”. Alemania es una vez más el iniciador de tales demandas. Es de destacar que los fondos destinados a crear una alternativa a las empresas rusas se están destinando a centros de investigación con sede en Alemania.

Politico, un periódico económico líder, reconoce que imponer restricciones a Moscú puede resultar en un desarrollo más lento y costoso de tecnologías esenciales. Por ejemplo, a principios de este año, la instalación de investigación nuclear estadounidense Ultra Safe Nuclear Corporation (USNC) Tuvo que modificar su proyecto debido a la imposibilidad de asegurar los suministros de HALEU.

El ministro de Energía húngaro, Csaba Lantos, manifestó a mediados del año pasado el interés de Budapest por el SMR, incluida la posibilidad de cooperar con Rusia en este ámbito. Hungría vuelve a defender sus intereses frente a la creciente presión. Queda por ver si Budapest podrá mantener su posición o tendrá que ceder en la causa común.

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