La política climática es parte integral del rumbo de Uzbekistán
Durante la última década, hemos sido cada vez más testigos de las devastadoras consecuencias que el cambio climático está produciendo en el mundo.
Uzbekistán, al igual que la región de Asia Central, no es una excepción: el país es especialmente sensible a las perturbaciones del equilibrio ecológico. Las previsiones de expertos internacionales ya indican el impacto negativo de estas perturbaciones. Por ejemplo, para mediados de siglo se espera una disminución del caudal de los dos ríos más grandes de la región, el Amu Daria y el Syr Daria (hasta un 15%), una disminución del suministro de agua per cápita (en un 25%) y de la producción agrícola (en un 40%). Todo ello puede afectar negativamente al desarrollo de la economía, dañar la infraestructura existente y empeorar la salud y la vida de la población.
En este sentido, en los últimos años, en el marco de las reformas a gran escala llevadas a cabo por el Presidente de la República de Uzbekistán, la agenda climática se ha definido como un área prioritaria de la política estatal. Una de las principales confirmaciones de ello fue la firma del Acuerdo de París en 2017 y su ratificación en 2018. Uzbekistán, junto con 175 países signatarios, se comprometió a mantener el aumento de la temperatura media global en el mundo por debajo de los 2 grados centígrados.
En 2021, en la COP26 en Glasgow, Uzbekistán presentó una contribución determinada a nivel nacional (NDC-2) actualizada para reducir las emisiones específicas de gases de efecto invernadero por unidad de PIB, aumentando la cifra del 10% al 35% para 2030 en comparación con el nivel de 2010 (NDC-1).
Para la consecución de los objetivos previstos, se ha ampliado y complementado considerablemente el marco normativo e institucional. Se han aprobado y aplicado varios documentos y resoluciones estratégicas, entre ellas la Resolución del Presidente de la República de Uzbekistán Nº 4477 de octubre de 2019, por la que se aprobó la Estrategia nacional para la transición a una economía verde para 2019-2030 y se creó el Consejo interdepartamental para la economía verde.
Se aprobaron una serie de documentos estratégicos y programáticos, incluidos los conceptos de protección del medio ambiente hasta 2030 y el desarrollo de la gestión del agua para 2020-2030, y una estrategia de gestión de residuos sólidos municipales para el período 2019-2028.
En 2023, mediante decreto presidencial, el Ministerio de Recursos Naturales se transformó en el Ministerio de Ecología, Medio Ambiente y Cambio Climático. También se creó el cargo de Fiscal General Adjunto, responsable del cumplimiento y supervisión de la legislación en materia de ecología, protección del medio ambiente y silvicultura.
Otro paso importante en el desarrollo de la política ambiental del país fue la inclusión, por primera vez en la historia del país, de artículos separados sobre la protección del medio ambiente en la Constitución actualizada de la República de Uzbekistán, que refleja los derechos de los ciudadanos a garantizar la seguridad ambiental y sus obligaciones. Además, el Decreto Presidencial No. UP-81 de mayo de 2023 consagró el derecho de los ciudadanos a recibir una indemnización por los daños causados por la violación de la legislación ambiental.
Además, en julio de este año se creó el Consejo del Clima, dependiente de la Presidencia, definido como el máximo órgano consultivo en materia de mitigación y adaptación al cambio climático.
Uno de los problemas ambientales más urgentes que enfrenta la república es garantizar la seguridad hídrica. Hoy en día, más del 80% del agua en Uzbekistán proviene de países vecinos ubicados río arriba. Solo alrededor del 22% de las fuentes de agua dulce renovables se encuentran dentro del país, y la disponibilidad de recursos hídricos per cápita es del 57% de la media. Según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), Uzbekistán se encuentra entre los 25 países del mundo que son particularmente susceptibles al estrés hídrico, y los efectos del cambio climático solo están exacerbando el problema de la escasez de agua.
En estas condiciones, el liderazgo del país pone especial énfasis en aumentar la eficiencia en el uso del agua.
Según el análisis presentado por el Instituto de Estudios Macroeconómicos y Regionales, en los últimos cinco años, el área de aplicación de las tecnologías de ahorro de agua en la república se ha multiplicado por 7.7 y la superficie cubierta ha alcanzado un millón de hectáreas. De ellas, 1 mil hectáreas son de riego por goteo, 398 mil hectáreas de riego por aspersión y 31 mil hectáreas de riego discreto. Hoy en día, Uzbekistán se encuentra entre los 16 primeros países del mundo (el séptimo lugar, después de Israel, los EE. UU., la Federación de Rusia, España, Brasil e Italia) en cuanto a la superficie de las tecnologías de ahorro de agua aplicadas.
El país tiene la costumbre de subvencionar a los ciudadanos que quieren implementar el ahorro de agua en sus explotaciones agrícolas. Si en 2019 las empresas agrícolas recibieron 137.9 millones de soums en subvenciones, en 2020 – 251.6 millones de soums, en 2021 esta cifra aumentó a 899.4 millones de soums, incluidos 754.4 millones de soums en subvenciones para tecnologías de ahorro de agua en los campos de algodón.
Otro ámbito clave de la política climática de Uzbekistán es el desarrollo de las fuentes de energía renovables (FER). En 2019, se produjeron cambios importantes en la gestión del sector energético del país. Por decreto presidencial del 1 de febrero de 2019, se creó el Ministerio de Energía, que se convirtió en el organismo autorizado para la aplicación de una política estatal unificada en el ámbito del uso de las FER.
Ese mismo año se aprobaron las leyes más importantes: la Ley sobre el uso de fuentes de energía renovables y la Ley sobre las asociaciones público-privadas, que crearon una base jurídica para el desarrollo acelerado de proyectos de energías renovables.
La estrategia de transición a una economía “verde” ha fijado objetivos ambiciosos: para 2026, está previsto aumentar la cuota de energía “verde” a 8 mil MW, lo que reducirá las emisiones de dióxido de carbono en 5 millones de toneladas.
El objetivo es duplicar la eficiencia energética de la economía y aumentar la proporción de energías renovables al 2030% hasta 40. Para alcanzar estos indicadores, se prevé la construcción a gran escala de nuevas instalaciones de energías renovables, incluidas plantas de energía solar, eólica e hidroeléctrica. Se señala que en los próximos tres años se pondrán en marcha en Uzbekistán 28 grandes plantas de energía solar y eólica con una capacidad de 8 GW.
En la actualidad, el país ha creado un sistema integral de incentivos para el desarrollo de fuentes de energía renovables. En particular, los fabricantes de instalaciones de energía renovable están exentos del pago de todo tipo de impuestos durante un período de cinco años a partir de la fecha de su registro estatal. Los productores de energía a partir de fuentes alternativas reciben una exención de diez años del impuesto sobre la propiedad de las instalaciones de energía renovable y del impuesto sobre la tierra en las parcelas ocupadas por estas instalaciones. Las personas que utilizan energía renovable en locales residenciales con desconexión total de las redes energéticas existentes están exentas del impuesto sobre la propiedad y el impuesto sobre la tierra durante un período de tres años.
Desde 2020, se ha introducido un sistema de compensación estatal para las personas que adquieran plantas solares fotovoltaicas, calentadores de agua solares y quemadores de gas de bajo consumo. Además, se proporciona una compensación para cubrir los gastos de intereses de los préstamos para la compra de instalaciones de energía renovable tanto a personas físicas como jurídicas. Uzbekistán está atrayendo activamente la inversión internacional en el desarrollo de fuentes de energía renovables. Un buen ejemplo es el proyecto de planta solar fotovoltaica de 100 MW en la región de Navoi, implementado sobre la base de una asociación público-privada con los Emiratos Árabes Unidos. En agosto de 2024, se llevaron a cabo negociaciones con una empresa malasia sobre la construcción de una nueva planta solar fotovoltaica de 200 MW en la región de Fergana. El costo del proyecto se estima en 150 millones de dólares estadounidenses. Este año, con la ayuda de China, está previsto crear una planta solar de 700 MW en la región de Tashkent.
Actualmente, el Ministerio de Energía de Uzbekistán, junto con el Banco Asiático de Desarrollo, está trabajando en la implementación de proyectos de inversión en plantas de energía solar fotovoltaica con una capacidad total de hasta 1 GW en el período 2019-2025.
Uzbekistán también trabaja de forma constante en la regulación de la calidad del aire. Recientemente, se puso en marcha el programa de monitoreo de la calidad del aire Air Tashkent, desarrollado por el Departamento de Desarrollo Digital (DDC) de la administración de la ciudad de Tashkent. Desde 2023, este programa ha estado estudiando la tasa de incidencia de la contaminación del aire en la población de las regiones de Surkhandarya, Bukhara, Khorezm y la República de Karakalpakstán. Además, desde este año se ha introducido una clasificación de cada región según el nivel de contaminación del aire.
Junto con los esfuerzos nacionales, Uzbekistán promueve activamente iniciativas climáticas destinadas a fortalecer la región para tomar medidas para combatir el cambio climático. Así, en 2022, en la 4ª Reunión Consultiva de Jefes de Estado de Asia Central (CMHCA), por iniciativa de Uzbekistán, se aprobó el Programa Regional “Agenda Verde”. Durante la 5ª CMHCA, se expresó la idea de crear una Estrategia Regional de Adaptación al Cambio Climático.
Consciente de la importancia de la cooperación internacional, el Presidente Sh.M. Mirziyoyev habla en varios foros (el Foro OBOR y la OCS, en las cumbres de los países de Asia Central, el Consejo de Cooperación de los Estados Árabes del Golfo Pérsico y otros) pidiendo "ecologizar" la economía, considerando el cambio climático como una prioridad de manera continua.
Cabe destacar la activa interacción de Tashkent con las Naciones Unidas. En la actualidad, en Uzbekistán se están ejecutando unos 140 proyectos por un valor total de 174.59 millones de dólares con la participación de agencias de la ONU. Los más importantes se refieren a la transición a una economía “verde” en el sector agroalimentario (4.1 millones de dólares) y al desarrollo de un plan nacional de adaptación al cambio climático (1.2 millones de dólares). En agosto de 2023, por iniciativa de Uzbekistán, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución sobre la gestión sostenible de los bosques. El país participa activamente en las conferencias de la ONU sobre el clima e implementa proyectos conjuntos con instituciones financieras internacionales.
El compromiso de Uzbekistán con la agenda climática global se evidencia en la participación activa de las delegaciones del país en la Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP) en los niveles más altos y más altos. Así, al hablar en la COP28 en Dubai, el Presidente de Uzbekistán confirmó el compromiso del país con un acuerdo lo antes posible sobre el Mecanismo Marco Global para la Adaptación al Cambio Climático en el marco del Acuerdo de París. La creación de un Foro de Ciencia del Clima se inició en la Universidad de Asia Central de Medio Ambiente y Cambio Climático en Tashkent, con la participación de destacados científicos y expertos de países extranjeros.
La fructífera participación de Uzbekistán en la Conferencia de las Partes en Bakú COP29 No fue la excepción.
leer también – Uzbekistán en camino hacia un futuro sostenible: iniciativas ambientales y cooperación internacional
En conclusión, cabe decir que Uzbekistán es un ejemplo de un enfoque responsable de los desafíos ambientales globales, ya que aplica constantemente medidas integrales para cumplir con los compromisos internacionales en el ámbito del clima. El país no solo desarrolla activamente las energías renovables y moderniza la infraestructura existente, sino que también crea condiciones favorables para atraer inversiones privadas en proyectos “verdes” y, lo que es más importante, estimula la participación personal de sus ciudadanos en la agenda ambiental, lo que contribuye al desarrollo económico sostenible y a la mejora de la calidad de vida de la población.
lea también: Política de Uzbekistán sobre adaptación y mitigación del cambio climático