Proyecto de desarrollo de Rákosrendező: el gobierno ha pedido que se limpie el lugar por una suma de 62 millones de euros

El Ministerio de Construcción y Transporte se ocupará de todos los asuntos gubernamentales relacionados con el proyecto de desarrollo Rákosrendező en Budapest, anunció el martes János Lázár, director del ministerio, refiriéndose a una decisión tomada por el primer ministro el día anterior.
El ministerio En una rueda de prensa celebrada en Sopron (oeste de Hungría), Lázár anunció que negociará con la administración de Budapest una vez firmado el contrato de compraventa y el registro de la propiedad. En el anexo del contrato de compraventa figura un programa de medidas, añadió.
Se designará un comisionado ministerial para supervisar diversas tareas del ministerio y entablar conversaciones, señaló.
Según él, la limpieza de la zona será la prioridad principal y se necesitará la colaboración de la capital, aunque no está directamente relacionada con el contrato de compra. Según él, el ayuntamiento tendrá que retirar inmediatamente 330,000 metros cúbicos de residuos de la zona, con un coste de hasta 25 millones de forintos (62.5 millones de euros), y el gobierno colaborará y prestará asistencia administrativa y jurídica.
Además, según el ministro, es necesario delimitar la zona en la que opera la compañía ferroviaria nacional MÁV y ésta deberá utilizar el terreno allí “en la medida necesaria y mínima”.
Lázár añadió que se mantendrán negociaciones sobre la parte del contrato cuyo valor supera los 62 millones de euros (25 millones de florines).
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En una publicación en Facebook, Gergely Karácsony afirmó que para llevar a cabo una inversión de tal magnitud era necesaria una colaboración con el gobierno y acusó al gobierno de “ir y venir”, como ya hizo cuando afirmó anteriormente que Budapest no tenía derechos de preferencia. El ejercicio de este derecho serviría al futuro de la ciudad, en lugar de “los intereses de los inversores árabes y oligarcas cercanos al gobierno”. El alcalde también acusó al estado húngaro de haber sido un custodio negligente de la zona durante décadas, tolerando y participando activamente en el “vertido ilegal” de residuos. Una vez que Budapest “tome posesión” de la zona, la empresa Budapest Public Utilities (BKM) supervisará competentemente la limpieza, añadió. Esto, añadió, “no sucederá de la noche a la mañana”, pero “haremos nuestro trabajo”.
Karácsony se congratuló de que el Gobierno haya nombrado a Lázár para que se haga cargo de las tareas relacionadas con el proyecto. Insistió en que Lazár no había leído el contrato de compraventa, pero afirmó que, “contrariamente a todas las declaraciones del Gobierno”, el Estado vendió la zona “al inversor árabe sin que el comprador asumiera ninguna obligación” de limpiarla. El contrato de compraventa establece que el Estado húngaro y el comprador (ahora el ayuntamiento) deben firmar un acuerdo independiente sobre la cuestión de los daños ambientales y la gestión de los residuos, así como sobre la forma de asumir los costes. “Estamos preparados para ello”, afirmó, añadiendo que Budapest empezará a limpiar los residuos municipales “tan pronto como tome posesión” de la zona. Pero el Estado, añadió, era responsable de los costes de limpieza de los escombros de la construcción del pabellón deportivo de Budapest, así como de los residuos generados por la empresa ferroviaria nacional MÁV. Karácsony afirmó que el contrato de compraventa era “claro” y obligaba tanto al Gobierno como a Budapest a encargarse de las tareas de eliminación de residuos.