De manos extranjeras a corazones húngaros: ¡el famoso chocolate Boci regresa a casa!
Según la G7, estas queridas marcas, que son propiedad de la empresa con sede en Suiza desde el período de privatización tras el cambio de régimen, fueron adquiridas originalmente junto con la renombrada empresa de confitería Szerencs. Entre los productos estrella de Szerencs Confectionery, el chocolate Boci sigue siendo apreciado como una de sus primeras y más preciadas creaciones.
El viaje del chocolate Boci
La historia de la barra de chocolate Boci se remonta a 1927, cuando apareció por primera vez en las tiendas con el nombre de Szerencs. Sin embargo, en su empaque aparecía una vaca, lo que llevó a los clientes a llamarla cariñosamente “Boci” (Vaca en húngaro), nombre que luego fue adoptado oficialmente por el fabricante.
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Szerencsi se convirtió en la pastelería más grande del país. Sin embargo, en 1944, la fábrica enfrentó interrupciones debido a Alemán Los soldados invadieron la zona. Sin embargo, el director logró impedir el traslado de la maquinaria. A pesar de este esfuerzo, el suministro de granos de cacao de la fábrica se vio interrumpido, limitando la producción a turrones, obleas y dulces azucarados. Posteriormente, la fábrica fue nacionalizada en 1948, continuando como Szerencs Confectionery Company.
El resurgimiento del Boci se produjo a mediados de la década de 1950, en medio de esfuerzos por elevar la calidad y variedad del chocolate. En 1955, el boci reapareció, con un precio de 80 pfennigs (moneda húngara), ganando rápidamente popularidad incluso cuando los precios del pan se situaban en tres florines por kilo. Esta reactivación marcó un retorno al favor del consumidor, subrayado por su asequibilidad en comparación con otros bienes de la época; por ejemplo, el chocolate con maní cuesta 3.6 florines durante ese período.
En los años 1960, la barra de chocolate Boci experimentó una reducción de precio a 50 pfennigs junto con mejoras de calidad. Sin embargo, en los años 70, surgieron preocupaciones sobre la disminución de la calidad del chocolate húngaro, y los periodistas cuestionaron qué había cambiado en el proceso de producción que condujo a esta disminución.
A finales de la década de 1980, se emprendieron esfuerzos para renovar la fábrica de chocolate, mejorar la maquinaria, ampliar la red de almacenes y mejorar la tecnología para mejorar la calidad del chocolate con leche y la diversidad de productos. A pesar de estos esfuerzos, persistieron algunas quejas de calidad, y los fabricantes las atribuyeron a problemas de almacenamiento por parte de minoristas y distribuidores, como lo ponen de relieve casos como la extensión manual de las fechas de caducidad de las cajas de chocolate, que generaron preocupaciones sobre la integridad del producto y la confianza del consumidor.
En 1991, Nestlé adquirió la fábrica de chocolate Szerencs mediante privatización, inyectando una importante inversión, aproximadamente dos mil millones de HUF, para elevar su calidad. Esta inversión se combinó con sólidos esfuerzos de marketing.
A pesar de los rumores de su decadencia, el director de la fábrica afirmó la presencia duradera de Boci en 1995, citando mejoras de calidad y publicidad eficaz. Al año siguiente, Nestlé amplió la marca con nuevos productos. Sin embargo, en 2004, Nestlé trasladó la producción de Boci a la República Checa, reutilizando la fábrica de Szerencs para artículos de Nescafé y Nesquik.
Esta medida provocó reacciones notables, haciéndose eco de cambios similares en la industria, como la reubicación de Kraft Foods en Bratislava, que provocó el cierre de fábricas en Hungría.
En los últimos tiempos, ha surgido en Hungría una tendencia en la que las marcas, originalmente húngaras pero luego adquiridas por entidades extranjeras después del cambio de régimen, están volviendo a ser propiedad nacional en el sector. Ejemplos notables incluyen la renuncia de Nestlé a la marca “Szerencsi” en sus dulces en 2018 a favor de Szerencsi Bonbon Corporation. Además, en 2021, Nestlé transfirió la marca de cacao Szerencsi y el icónico gato rojo con una reverencia a la ciudad, lo que permitió a Szerencsi Bonbon utilizarlos bajo una licencia gratuita.
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